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Radiadores tradicionales, baja temperatura y fancoils

Antes de empezar, aclaremos los conceptos.

Encontraremos radiadores de 3 tipos distintos en el mercado, que son los siguientes: 

  1. El radiador tradicional: es el más habitual en España y existen de aluminio, de chapa, de acero inoxidable y de hierro de fundición. Los de aluminio son los más utilizados debido a su buena relación precio – prestaciones. Sin embargo los de fundición y acero inoxidable tienen una estética muy peculiar y muy valorada, además ambos son los que mejor se comportan técnicamente.
  2. El radiador de baja temperatura: al final es un radiador de convección natural pero con un diseño interno que optimiza la transmisión de energía. La baja temperatura se consigue aumentando la superficie, por lo que los radiadores de baja temperatura suelen ser desde un 25 hasta un 50% más grandes que los tradicionales.
  3. El ventiloconvector o fancoil en Inglés: es muy común en Europa, y normalmente disponen de una bobina por la cual circula agua (o gas en caso de ser sistema de expansión abierta), donde unos ventiladores extraen de forma forzada la energía. Necesitan un enchufe, una regulación de velocidades de trabajo y termostatos integrados o un mando a distancia.

 

 

 

 

 

 

 

 

Radiador de acero inoxidable

 

 

 

 

 

 

 

 

Radiadores de hierro de fundición 

 

 

 

 

 

 

 

 

Radiadores de baja temperatura

 

 

 

 

 

 

 

 

Fancoil de instalación en pared

Lo radiadores tradicionales

Tantas son las diferencias entre los radiadores tradicionales y los de baja temperatura?

Es fundamental comprender que el aislamiento es la clave para lograr un ahorro energético en una vivienda. Un buen aislamiento reduce las pérdidas de calor o frío, lo que significa que se necesita menos energía para mantener una temperatura confortable en el interior. La cantidad de energía necesaria para climatizar una habitación está determinada por las características de la vivienda y las necesidades de los ocupantes. Ya sea un radiador de baja o uno de alta temperatura, ambos deben suministrar la potencia requerida para satisfacer la demanda energética de la habitación. Si un sistema emisor, sea cual sea, no emite la cantidad necesaria de energía por hora que necesitamos, no se alcanzará la temperatura deseada. En resumen, elegir un sistema u otro no reduce la demanda de energía por hora que necesitamos.

Si hablamos de radiadores, nos referimos a la convección natural, es decir, sin ayuda de ventiladores (ya que entonces estaríamos hablando de ventiloconvectores y no de radiadores). Por lo tanto, la principal diferencia entre un radiador de baja temperatura y uno tradicional es su tamaño, (más algunos cambios internos) y una estética muy mejorada. Sin embargo, esto no significa automáticamente que un radiador de baja temperatura proporcione ahorro energético debido a su denominación «baja temperatura».

Lo que sí que nos permite es diseñar una instalación con necesidades distintas, lo cual ayuda a que los productores de energía (como las aerotermias o calderas de combustión) puedan trabajar de manera más eficiente, por ejemplo, al punto de la condensación donde su rendimiento crece de forma exponencial en gas, gasóleo o pellets. Si tomamos una tabla de potencias de radiadores tradicionales y realizamos el cálculo basado en una temperatura de 40°C, obtendremos radiadores tradicionales un 25% más grandes que lo habitual que cumplirán el mismo efecto.

En España, se ha tendido a realizar sobredimensionamientos en las instalaciones de radiadores, con la norma general del 120 – 140W/m². Por lo tanto, al calcular la demanda real hoy, considerando la mitad de la temperatura de flujo y entregada de manera constante, obtenemos la energía necesaria. Además, el cambio climático ha reducido la demanda real de los edificios año tras año, en un porcentaje variable según las zonas geográficas, pero muy a tener en cuenta a la hora de dimensionar.

En resumen, con radiadores tradicionales se puede simular el efecto de «baja temperatura» al sobredimensionarlos (recordad que el 95% de las casas en España ya está sobredimensionada). Además, en la mayoría de las instalaciones existentes, se adaptan bien a la nueva forma de suministro de energía de forma continuada, por ejemplo, como el de las bombas de calor.

Por lo tanto, antes de realizar inversiones innecesarias o no rentables, es recomendable buscar la asesoría de profesionales cualificados que puedan evaluar los precios y el retorno de la inversión de manera imparcial.

Radiadores de baja temperatura

Los radiadores de baja temperatura son sólo radiadores que funcionan con temperaturas de agua más bajas que los radiadores tradicionales.

Están diseñados para trabajar con sistemas de calefacción de baja temperatura (como el suelo radiante). A diferencia de los radiadores convencionales que requieren temperaturas de agua de alrededor de 45 a 70 grados Celsius, los radiadores de baja temperatura funcionan de manera óptima con temperaturas de agua más bajas, típicamente entre 35 y 55 grados Celsius. Esto se debe a que utilizan una superficie de emisión más grande (es decir, son entre un 25% y hasta un 50% más grandes) y están construidos de forma que pueden transferir el calor de manera más eficiente.

Los radiadores de baja temperatura ofrecen varias ventajas:

  • Mayor eficiencia energética porque permiten trabajar con bombas de calor a baja temperatura lo que aumenta de forma considerable el COP, por tanto el ahorro.
  • Menor consumo porque al trabajar a baja temperatura, también las calderas de gas, gasóleo y algunas de pellets, pueden condensar y aumentar sus rendimientos de forma exponencial
  • Mayor comodidad porque al distribuir el calor de manera continuada pero a menor temperatura, los radiadores proporcionan sensación de confort agradable en el ambiente.
  • Versatilidad: permiten ser utilizados por todos los sistemas del mercado, adaptándose muy bien tanto a reformas como obras nuevas.

En resumen, el radiador de baja temperatura permite trabajar con sistemas de baja temperatura donde la eficiencia es mayor, junto a una mejorada habilidad de transferir la energía al aire, pero nada mas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Modelo TEMPO de Jaga, uno de los más famosos

 

 

 

 

 

 

 

 

Vista interior del disipador, en este caso de chapa

 

 

 

 

 

 

 

 

Tamaños considerables para emitir la potencia

Ventilconvectores o fancoils

Un ventiloconvector o fancoil es un dispositivo que combina las funciones de ventilación y convección. Su nombre proviene de la combinación de las palabras «ventilación» y «convección».

El dispositivo consta de los siguiente componentes principales:

Ventilador: está equipado con un ventilador que impulsa el aire a través del dispositivo. El ventilador puede tener varias velocidades ajustables de forma manual o automatizada, para controlar el caudal de aire y adaptarlo a las necesidades de climatización del espacio y al fluido existente.

Intercambiador de calor: tiene un intercambiador de calor, que suele ser desde una bobina o batería de tubos de cobre o aluminio, por donde circula un fluido caliente o frío. El aire proveniente del ventilador, refuerza el intercambio sacando un mayor rendimiento al fluido antes de volver al sistema de generación.

Rejillas de entrada y salida de aire: cuenta con rejillas de entrada y salida de aire, que permiten la entrada de aire al dispositivo y la distribución del aire acondicionado en el espacio. Estas rejillas están diseñadas para dirigir el flujo de aire de manera eficiente y garantizar una distribución uniforme en la habitación.

Control de temperatura: normalmente están equipados con termostatos o controles de temperatura que permiten ajustar la temperatura deseada en la habitación. Estos controles pueden ser manuales o programables, lo que permite establecer horarios de funcionamiento y ajustar la temperatura según las preferencias del usuario.

El funcionamiento es relativamente sencillo. Cuando se enciende, el ventilador del dispositivo comienza a operar, succionando el aire del ambiente a través de las rejillas de entrada. El aire pasa a través del intercambiador de calor, donde se calienta o enfría, dependiendo de la configuración seleccionada (calefacción o refrigeración). Luego, el aire acondicionado es impulsado nuevamente al espacio a través de las rejillas de salida, proporcionando una climatización eficiente y rápida.

Los ventiloconvectores o fancoils son ampliamente utilizados en edificios comerciales, residenciales y hoteles, ya que ofrecen una solución flexible y eficiente para la climatización de diferentes espacios. Su diseño compacto y versátil permite su instalación en paredes, techos o suelos, adaptándose a las necesidades específicas de cada entorno. Además, su capacidad para proporcionar calefacción y refrigeración en un solo dispositivo los hace una opción conveniente y económica en términos de eficiencia energética y comodidad térmica.

Pueden combinarse de distintas formas en una instalación, como por ejemplo, formar parte de un sistema de expansión directa, por tanto trabajar con gas en vez de agua climatizada. Así mismo puede utilizarse como único sistema emisor para distintas estancias usando los conductos. Aunque este sistema puede requerir controles añadidos, como rejillas motorizadas y regulación extra. 

Existen versiones muy compactas y muy desarrolladas para el uso con las bombas de calor de hoy (la aerotermia), y habitación por habitación. Cuentan con una estética muy agradable e integradora. Además permiten un uso muy independizado y eliminan casi totalmente la estratificación, contando con controles integrados para un confort estancia por estancia sin elementos de control añadidos.

En muchos casos se pueden usar en la misma instalación existente, y cambiar radiadores tradicionales por ventilconvectores o fancoils, dando un valor añadido a la instalación en confort y prestaciones, ya que según las zonas climáticas y la humedad relativa se pueden refrescar espacios de manera muy eficiente en términos de consumo. 

Las ventajas principales son que su tecnología permite contar con niveles de ruido más bajos, incluso llegando a disponer de modos nocturnos, simulando una convección natural cuando la demanda es menor y se quiere descansar. Son capaces de trabajar con temperaturas muy similares a las del suelo radiante.

Ayudas y subvenciones

Actualmente el cambio de radiadores tradicionales por fancoils está subvencionado

Aunque ya sabemos que las interpretaciones son algo ambiguas siempre, la instalación de sistemas más eficientes a nivel emisor, están subvencionados. Quiere decir que si se instala un suelo radiante o fancoils en una vivienda nueva o existente, recibes una suculenta subvención. Por tanto es un atractivo más para este sistema que cada vez más forma parte de nuestros sistemas de clima tal y como ya ocurre hace décadas en Europa.

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